Al llegar a su recamara
Xeriath se recuesta sobre la cama dejando su bolter a un lado
“Todo pareciera salirse
de control, la muerte de Jerico,el escape tan caótico y peculiar de
Barbosa, ahora estoy peor de cuando vine Kirsk, lo peor de todo es
que ahora no tengo idea de donde puede estar ese hereje”
Xeriath cierra los ojos
tratando de calmar un poco las cosas en su cabeza, cuando la puerta
de dormitorio se abre.
—Xeriath
ahí algo que no pude decirte en la sala magna- El Potifice saca un
pedazo de tela que contenía un comunicador destrozado—
Entre la guardia existe alguien que a sido tocado por el caos, este
comunicador pertenencia a una de las naves comerciales de uso
exclusivo del imperio, y ahora la nave a salido y si comunicador,
sera muy difícil encontrarla—
—Barbosa!—
Dice el inquisidor mientras se incorpora sobre la cama y toma su
bolter.
—Así
es, pienso que Barbosa debió tomar esa nave, y por lo visto, tiene
aliados aquí en Kirsk—
—¿Pudieron
fijar un rumbo posible de la nave de Barbosa?—Pregunta el
Inquisidor mientras observa por la ventana que da hacia las calles de
la gran colmena
—He
mandado a un Adeptus Mechanicus a que revise la zona, seguro nos
traerá información valiosa, y no te preocupes, es gente de mi
entera confianza—Dice el Anciano mientras se acerca a el inquisidor
y le da el comunicador —Encuentra a ese bastardo y ejecutalo—
—Así
sera, con
su permiso señor, debo de irme, tengo un par de cosas que preparar
antes de seguirle el rastro a ese hereje—
Xeriath
toma sus cosas y sale del cuarto.
Después de unos minutos, Xeriath llega nuevamente a las calles de la Gran
ciudad, camino a la catedral, donde tuvo su enfrentamiento con
Barbosa.
—El
es el que mato al demonio, ¿ que hacia ese demonio aquí?,
seguramente el lo trajo, si debió
ser el—
esas eran algunas de las palabra que la gente susurraba mientras
Xeriath caminaba rumbo a la gran catedral.
Al
llegar a la catedral se encontró con un grupo de guardias
imperiales y un arbitrador protegiendo la zona, mientras mas se
acercaba Xeriath, mas le cerraba el paso el arbitrador con la
intención de enfrentarlo.
—Inquisidor
Xeriath, de la orden..—
El
inquisidor es interrumpido.
—Lo
conozco perfectamente Inquisidor usted y sus amigos, destrozaron
nuestra catedral peleando con un demonio que salio de la nada—
Añade
el Arbitrador.
—Si
aprecia su vida, abra paso que tengo algo importante que hacer
aquí—
El
inquisidor empuja a el arbitrador.
El
arbitrador saca su bolter y se lo pone en la nuca al inquisidor—Por
el poder que el imperio que dicta quedas bajo aprensión inquisidor
por desafiar-El discurso del arbitrador es interrumpido por una bala
que atraviesa su pecho en forma transversal y sale por su columna
vertebral.
—Por
el poder que la inquisición me
otorga,
tomare tu vida como pago a el crimen que acabas de cometer al
amenazar
de muerte a un inquisidor—Dice
Xeriath mientras guarda su bolter y empieza a caminar hacia la
catedral.
Los
guardias imperiales quedan impresionados, sin embargo poco les queda
la sorpresa en su rostro, todos ello, empiezan a emitir sonidos
algo extraños y a apuntarle al inquisidor, sin duda , esos hombres
hace mucho tiempo habían dejado de servirle al imperio o al mismo
emperador, ahora estaban bajo los brazos de algún ser del caos.
El
inquisidor corre y se abre camino entre ellos, Entrando
a la catedral hasta el altar, donde vio por ultima vez a Barbosa y
se inclina esperando ver algo que le ayude a seguirle el rastro,
pero antes de que pudiera buscar una ráfaga
de balas se dirigen hacia el obligandolo a cubrirse con el altar.
—Esta
ciudad esta infectada desde antes que Barbosa llegara—Piensa
el inquisdor mientras se cubre tras el altar de metal.
Uno!,
Dos!, Tres! ,Cuatro! ,Cinco! —
Se
oye una voz femenina que retumba en todo el templo que va contando
a la par de un ensordecedor disparo.
—Que
esperas para salir de ahí y enfrentarte a ellos inquisidor!—
Grita
aquella voz, mientras continua con su conteo.
El
inquisidor sale de su escondite disparando a los Guardias
imperiales, que caen unos tras otros, hasta que el silencio reina
nuevamente en aquella catedral.
Sobre
una de las ventanas superiores de la catedral, una mujer de pelo
rojo, con un rifle francotirador, estaba apoyando a el inquisidor.
—Quien
eres mujer! Identificate!—Grita
Xeriath apuntándole con su arma.
—Soy
la que te ha salvado el pellejo esta vez—
Replica
aquella mujer mientras se balancea para atrás y se deja caer de la
catedral.
Xeriath
sale corriendo a ver a aquella mujer, pero no encuentra rastro
alguno de ella.
La
cabeza de Xeriath resuena con la voz del Pontífice.
—Barbosa
se dirige a Varunia, corazón
imperial, del sector RL-73—
Xeriath
sabia que el objetivo de Barbosa estaba en este sector tan alejado
de los brazos del emperador, pero nunca imagino, que su objetivo
estuviera en el aquella ciudad imperial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario