lunes, 31 de diciembre de 2012

Capitulo IV.- Rumbo a Varunia



Después de aquella excelente noticia sobre una probable ubicación de Barbosa, Xeriath recuerda que la mitad de su equipo a partido a Macgree a dejar el cuerpo de Jerico, lo cual lo ha dejado unicamente con su tecnosacerdote que se encontraba en la nave.

Aquello, no parecía del todo bien, pues no podía partir contra Barbosa el solo, aunque odiaba la idea de perder la vida de alguien mas, sabia que solo no podría contra los trucos de aquella criatura.

Sale de la catedral y observa el cuerpo tirado del arbitrador, y ve que su carne se encuentra putrefacta de una manera muy peculiar, “ningún cuerpo logra alcanzar ese estado de putrefacción en tan poco tiempo” Pensó mientras alzaba la mirada y veía el vehículo del arbitrador estacionado junto a la catedral.
Se acerco a el, y observa como el destino le sonríe nuevamente, el vehículo llevaba puestas las llaves, se sube abordo y empieza a tomar camino a la pradera donde dejo su nave.


Al paso de poco tiempo dejo atrás el Sector Noreste de Kirsk, una ciudad Imperial que se alzaba a lo ancho y largo de todo el planeta, el cual fue bautizado con el mismo nombre que la ciudad por aquel intento de imperio en crear una ciudadela tan enorme que abarcara el 60% de suelo.

Poco a poco empezó a ver las verdes praderas de Kirsk, interrumpidas cada cierto tiempo por pequeñas colinas verdes que adornaban el paisaje bajo el cielo azulado de aquel lugar.

Al llegar a la nave, observa que el cielo empezó a oscurecer, ese día había corrido demasiado rápido, al llegar al crucero, recuerda lo grande que fue su imprudencia, aterrizo con permiso especial fuera de la ciudad, esperando no ser visto, sin embargo el tamaño tan colosal de su crucero se veía a gran distancia, conforme el inquisidor de acerca la plataforma principal se abre de inmediato y da paso al inquisidor.

Un extraño presentimiento recorre la carne del inquisidor casi obligandolo a voltear la mirada atrás, sin embargo, solo logra ver la compuerta abierta que poco a poco se cierra.

—Bonita nave— Dice una voz femenina que asusta al inquisidor.

—¡Tu otra vez! ¿Quien eres y como entraste a aqui? — pregunta el inquisidor llevando rápidamente su bolter a la frente de aquella chica peliroja con ojos color purpura.

—Vanessa Muzli, mercenaria imperial y actualmente ángel guardián de un inquisidor— agrega la hermosa mujer mientras con un su mano derecha baja el bolter del inquisidor y con la izquierda deja al descubierto una insignia de oro con la roseta inquisitorial que la abala.

—Este inquisidor no necesita de tus servicios— Responde Xeriath mientra abre la compuerta y le abre paso a la mercenaria.

—Pues yo veo todo lo contrario, tu equipo a partido de este sector a entregar el cuerpo de tu compañero, y solo llevas abordo a tu Tecnosacerdote—dice Vanessa mientra camina hacia la entrada moviendo su cuerpo de manera provocativa.

—¿Como sabes eso de mi? Por cierto, ese movimiento de caderas es innecesario, soy un inquisidor, conmigo no funciona — Alega mientras toma el brazo de la joven impidiéndole salir.

—Pues eso no es lo que yo veo, ahora no quieres que me valla....—Responde con una sonrisa en al cara al mismo tiempo que ella cierra la compuerta de la nave.
—Uno de tus amigos contacto conmigo antes de partir, sabia que te quedarías solo y necesitarías de mis servicios—Interrumpe su explicación, bajando el cierre de su traje hasta la altura de sus pechos y sacando una pequeña placa de datos.
—La inquisición aprobo tu reincorporación al caso de Barbosa, puedes revisar el informe y el numero de placa, todo esta en completo orden—Vanessa le entrega la placa a Xeriath.

Xeriath no podía creer todo eso, no sabia quien de sus compañero habia mando a aquella mujer a reemplazarles, pero de algo estaba seguro, a pesar de todo, estaba agradecido con el pues aquella mujer parecía saber lo que hacia, y no solo eso , aquella mujer era demasiado hermosa, lo cual Xeriath también sabia agradecer.

—Esta bien Vanessa, revisare la placa con Gear, el tecnosacerdote de la nave, en cuanto a ti, pareces de confiar, y la presencia del caos en tu interior es nula, necesitare de tus servicios en Varunia—Responde inquisidor mientras empieza a caminar por el largo pasillo hasta llegar a el cuarto de mando donde se encontraba el tecnosacerdote.

Al abrir la maquina ve a Gear en un estado de trance, conectado a un panel de comunicaciones balbuceando un par de sonidos ininteligibles.

Gear era una persona de estatura media, con la cabeza rapada, o lo que quedaba de ella, llevaba montones de implantes bionicos por todo el cuerpo, sin embargo, lo mas resaltante eran los 6 brazos bionicos de tenia, seguido del casco de metal que remplazaría la mitad de su cráneo, el cual perdió durante un ataque a su antigua nave.

Poca carne asomaba entre todo ese montón de acero y placas de metal que lo mantenían con vida por ya casi mas de 300 años, era un tecnosacerdote con mucha experiencia en la rama, capaz de dejar de serlo hace mucho tiempo, pero a el le gustaba su nave, y todo lo que conllevaba la exploración por lo cual, se rehusó a dejar su cargo mas de 5 veces.

Después de unos minutos, Gear regreso de aquel trance y a Xeriath pregunto

—¿Que estabas haciendo?—

—Conversando con la nave— Replico el Tecnosacerdote.

—¿Y que te decia? — Añadió el inquisidor

—Cosas—Respondió Gear mientras terminaba de desconectarse de la terminal.

—Tenemos un nuevo tripulante; Mark y Patrick han ido a dejar el cuerpo de Jerico a su lugar de origen— El inquisidor saca la placa de datos —¿Podrías revisar esta aprobación imperial?, necesito saber si es autentica, si es asi, solicita a Varunia un astropata, necesitaremos uno al llegar ahi; a tambien asigna el cuarto de Jerico a a Vanessa Muzli y mantenla vigilada, ante el mínimo comportamiento extraño informame —Añade Xeriath.

—Así que nuestro próximo destino es Varunia, Varunia es el lugar preferido de ella— Dice Gear mientras toma la placa de datos y la ve.

—¿De Vanessa?— Pregunta el inquisidor.

—No, de la nave—Responde el tecnosacerdote mientras cierra la puerta de su camarote.

La actitud de Gear siempre era extraña, era un tipo por demás introvertido, pero últimamente parecía desatollar una “relación” con la nave, con solo pensar como seria esa relación a Xeriath se le puso la piel fría.

Xeriath fue a donde vio por ultima vez a Vanessa y se sorprende al ver que aun seguía ahí.—Sígueme Vanessa te mostrare tu cuarto—

—Como ordene señor— Añadió Vanessa—

Ambos subieron al segundo piso de la nave, que contaba con un gran vestíbulo y en el centro de el una estatua del emperador.

Del lado izquierdo de la estatua, junto a una gran ventana se encontraba el camarote de Jerico, que ahora pasaba a ser de Vanessa.

—Vanessa, este sera tu cuarto de ahora en adelante, partiremos en 3 horas ¿Tienes algo por lo que quieras regresar a Kirsk?—Pregunta Xeriath.

—No, todo lo llevo aquí conmigo—Replica Vanessa mientras entra a su cuarto y le da un vistazo.

—Solo te pediré un favor, deja de moverte de esa manera — Añade por ultimo el Inquisidor mientras cierra la puerta.












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