Después de aquella
excelente noticia sobre una probable ubicación de Barbosa, Xeriath
recuerda que la mitad de su equipo a partido a Macgree a dejar el
cuerpo de Jerico, lo cual lo ha dejado unicamente con su
tecnosacerdote que se encontraba en la nave.
Aquello, no parecía del
todo bien, pues no podía partir contra Barbosa el solo, aunque
odiaba la idea de perder la vida de alguien mas, sabia que solo no
podría contra los trucos de aquella criatura.
Sale de la catedral y
observa el cuerpo tirado del arbitrador, y ve que su carne se
encuentra putrefacta de una manera muy peculiar, “ningún cuerpo
logra alcanzar ese estado de putrefacción en tan poco tiempo”
Pensó mientras alzaba la mirada y veía el vehículo del
arbitrador estacionado junto a la catedral.
Se acerco a el, y observa
como el destino le sonríe nuevamente, el vehículo llevaba puestas
las llaves, se sube abordo y empieza a tomar camino a la pradera
donde dejo su nave.
Al paso de poco tiempo
dejo atrás el Sector Noreste de Kirsk, una ciudad Imperial que se
alzaba a lo ancho y largo de todo el planeta, el cual fue bautizado
con el mismo nombre que la ciudad por aquel intento de imperio en
crear una ciudadela tan enorme que abarcara el 60% de suelo.
Poco a poco empezó a ver
las verdes praderas de Kirsk, interrumpidas cada cierto tiempo por
pequeñas colinas verdes que adornaban el paisaje bajo el cielo
azulado de aquel lugar.
Al llegar a la nave,
observa que el cielo empezó a oscurecer, ese día había corrido
demasiado rápido, al llegar al crucero, recuerda lo grande que fue
su imprudencia, aterrizo con permiso especial fuera de la ciudad,
esperando no ser visto, sin embargo el tamaño tan colosal de su
crucero se veía a gran distancia, conforme el inquisidor de acerca
la plataforma principal se abre de inmediato y da paso al inquisidor.
Un extraño
presentimiento recorre la carne del inquisidor casi obligandolo a
voltear la mirada atrás, sin embargo, solo logra ver la compuerta
abierta que poco a poco se cierra.
—Bonita nave— Dice
una voz femenina que asusta al inquisidor.
—¡Tu otra vez! ¿Quien
eres y como entraste a aqui? — pregunta el inquisidor llevando
rápidamente su bolter a la frente de aquella chica peliroja con ojos
color purpura.
—Vanessa Muzli,
mercenaria imperial y actualmente ángel guardián de un inquisidor—
agrega la hermosa mujer mientras con un su mano derecha baja el
bolter del inquisidor y con la izquierda deja al descubierto una
insignia de oro con la roseta inquisitorial que la abala.
—Este inquisidor no
necesita de tus servicios— Responde Xeriath mientra abre la
compuerta y le abre paso a la mercenaria.
—Pues yo veo todo lo
contrario, tu equipo a partido de este sector a entregar el cuerpo de
tu compañero, y solo llevas abordo a tu Tecnosacerdote—dice
Vanessa mientra camina hacia la entrada moviendo su cuerpo de manera
provocativa.
—¿Como sabes eso de
mi? Por cierto, ese movimiento de caderas es innecesario, soy un
inquisidor, conmigo no funciona — Alega mientras toma el brazo de
la joven impidiéndole salir.
—Pues eso no es lo que
yo veo, ahora no quieres que me valla....—Responde con una sonrisa
en al cara al mismo tiempo que ella cierra la compuerta de la nave.
—Uno de tus amigos
contacto conmigo antes de partir, sabia que te quedarías solo y
necesitarías de mis servicios—Interrumpe su explicación, bajando
el cierre de su traje hasta la altura de sus pechos y sacando una
pequeña placa de datos.
—La inquisición aprobo
tu reincorporación al caso de Barbosa, puedes revisar el informe y
el numero de placa, todo esta en completo orden—Vanessa le entrega
la placa a Xeriath.
Xeriath no podía creer
todo eso, no sabia quien de sus compañero habia mando a aquella
mujer a reemplazarles, pero de algo estaba seguro, a pesar de todo,
estaba agradecido con el pues aquella mujer parecía saber lo que
hacia, y no solo eso , aquella mujer era demasiado hermosa, lo cual
Xeriath también sabia agradecer.
—Esta bien Vanessa,
revisare la placa con Gear, el tecnosacerdote de la nave, en cuanto
a ti, pareces de confiar, y la presencia del caos en tu interior es
nula, necesitare de tus servicios en Varunia—Responde inquisidor
mientras empieza a caminar por el largo pasillo hasta llegar a el
cuarto de mando donde se encontraba el tecnosacerdote.
Al abrir la maquina ve a
Gear en un estado de trance, conectado a un panel de comunicaciones
balbuceando un par de sonidos ininteligibles.
Gear era una persona de
estatura media, con la cabeza rapada, o lo que quedaba de ella,
llevaba montones de implantes bionicos por todo el cuerpo, sin
embargo, lo mas resaltante eran los 6 brazos bionicos de tenia,
seguido del casco de metal que remplazaría la mitad de su cráneo,
el cual perdió durante un ataque a su antigua nave.
Poca carne asomaba entre
todo ese montón de acero y placas de metal que lo mantenían con
vida por ya casi mas de 300 años, era un tecnosacerdote con mucha
experiencia en la rama, capaz de dejar de serlo hace mucho tiempo,
pero a el le gustaba su nave, y todo lo que conllevaba la exploración
por lo cual, se rehusó a dejar su cargo mas de 5 veces.
Después de unos minutos,
Gear regreso de aquel trance y a Xeriath pregunto
—¿Que estabas
haciendo?—
—Conversando con la
nave— Replico el Tecnosacerdote.
—¿Y que te decia? —
Añadió el inquisidor
—Cosas—Respondió
Gear mientras terminaba de desconectarse de la terminal.
—Tenemos un nuevo
tripulante; Mark y Patrick han ido a dejar el cuerpo de Jerico a su
lugar de origen— El inquisidor saca la placa de datos —¿Podrías
revisar esta aprobación imperial?, necesito saber si es autentica,
si es asi, solicita a Varunia un astropata, necesitaremos uno al
llegar ahi; a tambien asigna el cuarto de Jerico a a Vanessa Muzli
y mantenla vigilada, ante el mínimo comportamiento extraño
informame —Añade Xeriath.
—Así que nuestro
próximo destino es Varunia, Varunia es el lugar preferido de ella—
Dice Gear mientras toma la placa de datos y la ve.
—¿De Vanessa?—
Pregunta el inquisidor.
—No, de la
nave—Responde el tecnosacerdote mientras cierra la puerta de su
camarote.
La actitud de Gear
siempre era extraña, era un tipo por demás introvertido, pero
últimamente parecía desatollar una “relación” con la nave,
con solo pensar como seria esa relación a Xeriath se le puso la
piel fría.
Xeriath fue a donde vio
por ultima vez a Vanessa y se sorprende al ver que aun seguía
ahí.—Sígueme Vanessa te mostrare tu cuarto—
—Como ordene señor—
Añadió Vanessa—
Ambos subieron al segundo
piso de la nave, que contaba con un gran vestíbulo y en el centro
de el una estatua del emperador.
Del lado izquierdo de la
estatua, junto a una gran ventana se encontraba el camarote de
Jerico, que ahora pasaba a ser de Vanessa.
—Vanessa, este sera tu
cuarto de ahora en adelante, partiremos en 3 horas ¿Tienes algo por
lo que quieras regresar a Kirsk?—Pregunta Xeriath.
—No, todo lo llevo aquí
conmigo—Replica Vanessa mientras entra a su cuarto y le da un
vistazo.
—Solo te pediré un
favor, deja de moverte de esa manera — Añade por ultimo el
Inquisidor mientras cierra la puerta.
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